Protege tu espacio personal

¿Sientes que vives en la oficina porque trabajas desde casa? Es vital poner límites físicos y mentales para no agotarte y disfrutar tu hogar.

Trabajar en casa es un privilegio que puede sentirse como una trampa. La computadora portátil en el sofá borra la línea entre descanso y deber.

Asigne un lugar fijo para trabajar. Aunque sea una esquina pequeña. Tu cerebro necesita asociar ese sitio con productividad, y el resto con descanso.

Termina tu jornada con un ritual. Cierra la computadora, guarda tus papeles, cámbiate de ropa. Una señal clara de que el tiempo laboral terminó.

No trabajes desde la cama. Es el error más común. Tu dormitorio debe ser un santuario exclusivo para el descanso y la relajación.

Mide tus gastos del hogar si trabajas por tu cuenta. La luz, el internet y el café también son parte de tu inversión profesional.

Cuidar la frontera entre tu trabajo y tu vida es la clave de la sostenibilidad. Tu hogar debe seguir siendo tu refugio personal.